Ficha del festejo:
21 de marzo. 11ª y
última de Fallas. Casi media plaza. Novillos de El Parralejo, el 2° lidiado
como sobrero, bien presentados y manejables en general. Sobresalieron 4º, 5º y,
sobretodo, 6°.
Jorge Expósito:
saludos tras aviso en ambos.
Ginés Marín: vuelta
al ruedo tras aviso y oreja tras aviso.
Varea: saludos tras
aviso y dos orejas.
Cuadrillas: Se
desmonteró tras parear al 4° Raúl Martí, y José Manuel Montoliu en el 6°.
LA
VIRTUD DEL TEMPLE
Se
iba ya la feria sin que la terna de novilleros encontrara una recompensa acorde
a sus méritos, cuando llegó el rotundo triunfo de Varea con el último astado
que salió al ruedo en este abono de ambiente invernal.
La
falta de contundencia con la espada había dejado hasta ese momento sólo una
oreja en el casillero de Ginés Marín, aunque los tres novilleros habían estado
muy por encima de un desrazado, aunque manejable, encierro de El Parralejo.
Pero,
esta vez sí, una estocada efectiva al primer intento desató la fuerte petición
de las orejas para premiar, sobre todo lo demás, la suavidad del toreo del
castellonense Varea, que levantó con él, probablemente, los olés más fuertes de
todo el abono.
El
novillo sólo ofreció su sosa nobleza y una movilidad de poco celo tras los
engaños del diestro de la Plana, que fue quien puso el resto para cuajarle
sobre la derecha dos o tres series de muletazos realmente soberbias, por el
temple y la intensidad con que acompañó majestuosamente las embestidas con el
pecho y la cintura.
Aunque
no encontró tanto acople con la izquierda, la faena de Varea fue creciendo en
calidad, incluso en un despliegue de adornos y remates finales de idéntica
calidad, antes de que Varea cobrara la estocada e hiciera abrir la puerta
grande de la plaza por tercera y última vez en el abono fallero.
Con
su desfondado primero, al que también meció con cadencia a la verónica, el
castellonense ya había alardeado de temple y de suavidad pero sin poder llegar
a las mismas cotas que en el último.
Ginés
Marín obtuvo su oreja del quinto novillo, al que, igual que al desrazado
sobrero que lidió en segundo lugar, hizo una faena de largo metraje.
Una
vez repuesto de la fuerte voltereta que le propinó el novillo que luego se
devolvió por flojo, el joven extremeño se empleó a fondo con un lote que apenas
sacó celo ni raza.
Sobrado
de oficio y de valor, y a veces exigiendo de más a sus utreros, Marín redondeó
más y mejor su labor con el quinto, de cuya simple movilidad sacó partido
especialmente de mitad de obra en adelante, cuando consiguió una mayor ligazón
de los pases.
El
valenciano Jorge Expósito se fue de vació tras pinchar varias veces al cuarto,
con el que logró los mejores pasajes de su actuación. Si le faltó algo más de
entrega con el noble primero, el novillero de Valencia no se dejó nada en el
tintero ante el cuarto, ya desde que lo recibió en los mismos medios con el
capote a la espalda.
La
buena lidia de su cuadrilla ayudó a que la clase del utrero sobresaliera sobre
su inicial falta de fuerzas, y gracias a ello Expósito le cuajó un par de
series de muletazos muy estimables en un conjunto con altibajos que epilogó con
las dos rodillas en tierra en busca de esa oreja que se dejó ir con la espada.
Fuente:
Agencias
No hay comentarios:
Publicar un comentario