FICHA
DEL FESTEJO:
Seis
novillos de El Ventorrillo, variados de capa, con cuernas abrochadas y de buena
presencia y remate, salvo el terciado segundo y el vareado sexto. En conjunto,
con algunas limitaciones de fuerza y en distintos grados de raza, todos
tuvieron movilidad y nobleza, a excepción del desrazado sexto.
Fernando
Beltrán: pinchazo hondo y tres descabellos (silencio tras aviso).
Posada
de Maravillas: estocada delantera (ovación tras aviso).
Álvaro
Lorenzo: estocada baja delantera y descabello (oreja tras aviso).
Jorge
Expósito: nueve pinchazos y cuatro descabellos (silencio tras aviso).
Cristian
Climent: estocada delantera (oreja con petición de la segunda y dos vueltas al
ruedo).
Varea:
metisaca, pinchazo y estocada atravesada (ovación tras aviso).
Segundo
festejo de abono de la Feria de Julio. La plaza se cubrió en la tercera parte
de su aforo, en tarde noche calurosa.
DE DÍA Y
DE NOCHE
Comenzó
con sol y acabó con la luna la novillada de "seis para seis" que
abrió hoy la valenciana feria de Julio y que tuvo sus mejores pasajes justo
cuando ya la noche se había cerrado sobre la capital levantina.
Y es que
daban ya las diez en el reloj de la plaza cuando Cristian Climent ponía toda la
carne en el asador en los primeros tercios de su faena al quinto novillo de El
Ventorrillo, con una puesta en escena puramente "sorista".
Era
precisamente El Soro, el veterano torero valenciano que tanto espectáculo ha
dado en este mismo ruedo, quien le arengaba constantemente desde la barrera
para que Climent llevara a cabo ese despliegue de facultades y toreo bullidor
que tanto gusta en levante.
Desde la
larga cambiada a portagayola con que recibió al utrero hasta la estocada en la
que se volcó para matarlo, el continuador del sorismo se empleó en unos lances
relajados, en un galleo por tapatías y en un explosivo tercio de banderillas
emulando al maestro.
Pero ya el
trasteo de muleta fue otro cantar, pues tuvo algunos altibajos ante un animal
que fue perdiendo gas, por mucho que Climent mantuviera la atención del tendido
con nuevos alardes para obtener una recompensa que el presidente quiso
simplificar en una sola oreja.
No la
cortó, en cambio, el castellonense Varea, que se enfrentó al sexto, jabonero,
vareado y de un áspero descastamiento, más de dos horas después de haber hecho
el paseíllo.
Y a
pesar de que no lo mató a la primera, de su muleta salió lo más torero y
meritorio de cuanto se hizo en este dilatado festejo, en tanto que con
seguridad y temple, y siempre por la vía más clásica, consiguió meter en vereda
los constantes cabezazos del animal.
Poderoso
con la derecha y templándolo en naturales de largo trazo, atemperó y sometió al
animal hasta acabar doblándose con unos ayudados por bajo de sabor añejo antes
de fallar con la espada.
Antes de
todo eso, el toledano Álvaro Lorenzo paseó una oreja del tercero en una faena
de más a menos, igual que el comportamiento de un novillo bravo que acabó muy
apabullado por su valiente pero demasiado autoritaria forma de torear.
Para
abrir plaza, cuando aún brillaba el sol, el valenciano Fernando Beltrán se las
vio con muy desigual temple y acierto ante un utrero noble que no se empleó,
más o menos como Posada de Maravillas ante el segundo, con el que, a pesar de
sus destellos de calidad, al pacense se le echó en falta mayor compromiso.
Por su
paarte, la inconsistente actuación con el manejable cuarto del también local
Jorge Éxposito estuvo plagada de dudas e inseguridades, tanto con la muleta
como en una larga retahila de fallos con los aceros.
Fuente : EFE
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